Los gastos de envío son gratuitos comprando cajas de 6 y 9 unidades

Aguardiente y aguas de vida (II)

De medicina a placer y droga para olvidar.

Siguiendo con el post anterior donde os empezamos a contar la historia del aguardiente con la que estrenamos este maravilloso blog, hoy os queremos hablar de cómo pasó de considerarse una medicina a consumirse por puro placer y vicio.

Durante varios siglos después de su descubrimiento, el aqua vitae se elaboraba en boticas y monasterios, y se recetaba como «cordial«, cuyo significado en latín era «corazón», una medicina que estimulaba la circulación . Parece que en el siglo XV ya se había emancipado de la farmacia y se bebía por placer, ya que por entonces aparecieron en las leyes alemanas sobre embriaguez en público las palabras Bernewyn y brannten Wein, antecesoras de brandi, que significa ‘vino quemado’.

Fue por entonces cuando los vinicultores de la región de Armagnac, en el sudoeste de Francia, empezaron a destilar su vino para transformarlo en un brandi resistente al deterioro, que se pudiera exportar al norte de Europa. La ginebra, una preparación medicinal semejante al whisky y hecha a base de centeno, añadiéndole enebro por su sabor y efecto diurético, se formuló por primera vez en Holanda en el siglo XVI. El prestigioso brandi de la región francesa de Cognac, al norte de Burdeos, apareció hacia 1620. El ron se empezó a elaborar a partir de melaza en las Antillas inglesas, hacia 1630; y los licores monásticos como el benedictine y el chartreuse datan aproximadamente de 1650.

Durante los dos siglos siguientes, la calidad de los licores mejoró a medida que los destiladores aprendían a refinar su composición. Primero vino la doble destilación: se destilaba un vino o cerveza y después se destilaba el destilado. Después, a finales del siglo XVIII y principios del XIX, aparecieron ingeniosos alambiques de columna franceses e ingleses, que producían alcoholes de mayor pureza en un proceso continuo. Con la mayor disponibilidad y potabilidad de los licores destilados, la adicción se convirtió en un problema grave, sobre todo entre las poblaciones urbanas de la Revolución Industrial.

En Inglaterra, el principal azote era la ginebra barata, que el londinense medio de finales del siglo XVIII consumía a razón de unos 400ml. al día para “buscar alivio en el olvido temporal de su propia miseria”, como escribió Charles Dickens en Esbozos por Hoz. Más adelante, el control gubernamental de la producción y el progreso social mejoraron el problema de la adicción al alcohol, pero sin llegar a eliminarlo. 

Nos apasiona la historia que hay detrás del aguardiente y nos apasiona aún más poder contárosla. Y a ti, ¿qué te parece?

Te esperamos en nuestras redes sociales y muy pronto, de nuevo, en este blog.

Bibliografía: «La cocina y los alimentos» de Harold McGee.

Compartir:

Más publicaciones

La copa influye

La elección del recipiente utilizado para servir licores es un aspecto de gran relevancia, dado que puede tener

×