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Charles Baudelaire

Destacado poeta francés  entre los poetas malditos de Francia del siglo XIX, debido a su vida bohemia y de excesos, y a la visión del mal que impregna su obra.

A menudo se le acredita de haber acuñado el término «modernidad» (modernité) para designar la experiencia fluctuante y efímera de la vida en la metrópolis urbana y la responsabilidad que tiene el arte de capturar esa experiencia.

“Fue para algunos la crítica y síntesis del Romanticismo, para otros el precursor del simbolismo. Los críticos coinciden al señalar que formalmente abrió el camino de la poesía moderna, oscilando entre lo sublime y lo diabólico, lo elevado y lo grosero, un espíritu nuevo, y precursor, en la percepción de la vida urbana. De esta manera, Baudelaire encaró el futuro con la esperanza de que traería algo distinto.

Así que, ante tanta libertad adquirida en la modernidad, Baudelaire grita encolerizado contra el hombre alienado, aquel que se limita a entregar su disposición de ánimo a las órdenes de la producción. El hombre que renuncia a su esencia, a sus posibilidades de ser infinito y queda en hinojos frente a la industria, pelele de la moda.”

El nombre de esta generación viene de la publicación de Paul Verlaine, «Los poetas malditos«, un ensayo en el que el autor hablaba sobre el tipo de vida y literatura que llevaron a cabo 6 poetas, él incluido, un camino que les llevó a tener una vida «maldita», es decir, una vida llena de tormentos e incomprensión. 

Se caracterizaron por renunciar a la fama y la escena pública. Gustaban del alcohol, la juerga, las drogas y el sexo. Los poetas malditos padecieron en sí mismos la enfermedad, el abandono y la crítica. Todo junto les proporcionó la inspiración suficiente para sus obras.

El uso de esta expresión y del término malditismo se generalizó luego para referirse a cualquier poeta que, independientemente de su talento, es incomprendido por sus contemporáneos y no obtiene el éxito en vida; especialmente para los que llevan una vida bohemia, rechazan las normas establecidas y desarrollan un arte libre o provocativo.

“Embrianguense”

Uno de los mejores poemas de Charles Baudelaire, no es un simple elogio de la borrachera, sino de la ebriedad en un sentido más amplio: una celebración de la vida, de los excesos, de las exageraciones, y en general de todas aquellas cosas que nos obligan a asumir un comportamiento que desafíe el paso del tiempo

“Hay que estar siempre ebrios.

Todo se resume a ello; esa es la única cuestión.

Para no sentir el horrible peso del Tiempo que nos rompe los hombros y nos

inclina hacia la tierra, hay que embriagarse sin tregua.

¿Pero de qué? De vino, de poesía o de virtud, como mejor les plazca,

¡pero embriáguense!

Y si a veces, sobre los escalones de un palacio,

sobre la verde hierba de una zanja, o en la monótona soledad de su cuarto,

se despiertan con la ebriedad ya atenuada o desaparecida,

pregúntenle al viento, a la ola, a la estrella, al pájaro, al reloj, a todo lo que huye, a todo lo que gime, a todo lo que rueda, a todo lo que canta, a todo lo que habla: ¿qué hora es?;

y el viento, la ola, la estrella, el pájaro, el reloj, les responderán:

«es hora de embriagarse; para no ser esclavos martirizados por el Tiempo, embriáguense, embriáguense sin cesar, de vino, de poesía o de virtud, como mejor les plazca.”

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