Pius Font i Quer (Lérida, 9 de abril de 1888–Barcelona, 2 de enero de 1964) fue un botánico (taxónomo y fitogeógrafo) así como farmacéutico y químico español, que destacó como uno de los nombres más importantes de la ciencia botánica española de mediados del siglo XX. Fue además profesor y divulgador.
LOS ARÁNDANOS.
Descripción.
El arándano es una mata baja, que sólo excepcionalmente llega a 3 palmos de altura; arrastra sus ramas leñosas y de tez oscura a ras de suelo, por debajo de loa hojarasca o de los céspedes de musgos, donde arraigan de trecho en trecho y echa ramitas en lo alto, enhiestas, angulosas y deshojadas en la base. Las hojas, lampiñas como toda la planta, son de figura elíptica o entre aovada y elíptica, están sostenidas por pezones muy cortos y tienen los bordes finamente aserrados, con un pelito en el ápice de cada diente.
Las flores nacen aisladas o acopladas, con la corona de color rosado vinoso y figura de olla, ancha y plana en la base y muy ceñida en la parte superior, donde se forman cinco pequeños lóbulos redondeados y echados hacia fuera. El fruto es una baya redondeada, de 7 a 9 mm de diámetro, de color negro azulado, cubierta de pruína azul y con un ribete en lo alto a modo de coronita; su carne, de un agradable sabor agridulce, es de color vinoso, y en la parte central contiene diversas simientes. Las hojas saben un poco acerbas.
Florece de abril a junio y madura sus frutos de julio en adelante
Se cría con profusión y forma a menudo dilatados arandanedos en los bosques y brezales de las tierras sin cal, mayormente en las montañas de la mitad septentrional de la Península, hasta el Montseny, las montañas de Teruel ( en franca regresión en las de Orihuela de Tremedal, donde apenas florece), sierra de Guadarrama, sierra de Gredos, Serra da Estrela,etc
Recolección.
Las hojas deben recolectarse cuando la planta alcanza su pleno desarrollo; generalmente en el mes de junio. Las bayas, en los meses de agosto o septiembre; y aun en julio en los tempranales; en todo caso, sólo cuando han tomado color azulenco, casi negro, señal de completa madurez.
Las hojas se secan lo más rápidamente posible y se guardan en lugar fresco y seco. Los frutos se pueden comer recién colectados; son agridulces y ricos en vitamina C. Añadiéndoles azúcar, se preparan confituras de sabor muy agradable. Cuando el azúcar añadido es poco, a lo sumo como un tercio del zumo extraído, entra en fermentación, y lentamente se va convirtiendo en vino de arándanos que se prepara en Europa central.
Composición.
Como las de gayuba, las hojas del arándano contiene cantidades importantes de tanino, quercetina, arbutina, ácido quínico; y una sustancia amarga, la ericolina, a la que se le atribuyen propiedades glucosídicas, pero que, según otros, no es sino la arbutina misma. En estado fresco, las hojas contienen 64 mg, de vitamina C, y como tres veces más cuando secas.
Los frutos, de 1 a 5% de materias tánicas, con antocíanos, azúcares y ácidos orgánicos. Según H. Kaiser, la proporción centesimal de los ácidos hallados en el zumo de estas bayas recién colectadas es como sigue:
La materia colorante de fruto, llamada mitrilina, según Willstätter y Zollinger, es un monogalactósido de la mirtilidina, fácilmente soluble en agua y alcohol. Contiene también , en estado de comleta madurez, de 4,78 a 2,28% de azúcar invertido. Que en los frutos desecados aumenta de 21,29 a 30,67%. La sacarosa sólo se encuentra en las bayas inmaturas.
Virtudes.
Es una planta astrigente, antiséptica, y se le atribuyen propiedade antiadiabéticas.
En medicina popular se han empleado contra innumerables dolencias; pero, a menudo sin fundamento. Por su contenido en arbutina puede producir efectos parecidos a los de la gayuba, no sólo en cuanto a la vejiga y vías urinarias, sino también en ciertas enfermedades intestinales. En este caso, las tisanas que se preparan con las hojas regularizan las deposiciones, que pierden su fetidez, y evitan la producción de gases intestinales.También favorecen la expulsión de las pequeñas lombrices intestinales oxiuros.
El uso popular del arándano contra la diabetes fue tomado en consideración por la medicina científica hace unas décadas. Algunos médicos norteamericanos (y, más concretamente Allèn) han utilizado una mirtillina vegetal. Este producto tendría no pocas de las virtudes de la insulina sin algunos de sus inconvenientes.
Otros autores, experimentando en animales, han confirmado los dictámenes. Tratándose de diabetes poco o medianamente graves, H. Seel cree que con una medicación prolongada, a base de hojas de arándanos, no sólo disminuye el azúcar expulsado con la orina sino también el contenido en la sangre. Otros facultativos, en cambio, niegan esta acción hipoglucemiante o le conceden poca importancia. Oettel cree que el aumento de glucosa en la sangre, observada repetidas veces cuando se administran al paciente grandes cantidades de los frutos de arándano, es producido por la hidroquinona libre que, en las hojas, puede llegar aproximadamente al 1%.
Finalmente, las virtudes astringentes de esta planta se utilizan para atajar las hemorroides sangrantes, con lavados e irrigaciones del cocimiento de las hojas.
Uso.
La infusión se prepara con 1 onza de hojas de arándano, trituradas o desmenuzadas, y 1 litro de agua hirviendo. Cuélese cuando se haya enfriado, sin antes haber quitado las hojas del agua. De esta infusión se toman 3 ó 4 tazas al día, en los casos de disentería crónica o de diabetes. No debe endulzarse.
Con 2 onzas de los frutos y 1 litro de agua se prepara el cocimiento; se deja que hierva un cuarto de hora, y se cuela cuando está ya frío.
Para la cura de arándanos, como para la cura de uvas, se toma el fruto fresco, y en cantidad de 0,5 a 1kg por día. Aprovecha, sobre todo, para regularizar las funciones intestinales y evitar las fermentaciones pútridas.
Historia.
Los farmacólogos de la Antigüedad no nos hablan del arándano; es planta que no cría en Grecia, y que en Italia sólo se halla en las elevadas montañas, desde los Alpes hasta los Abruzzos.
Sin embargo, los autores de preguntan qué plantas fueron los vaccinios de Plinio. Mattiolli, como la generalidad de los que se ocuparon de este problema, creyeron que se trata de jacintos.
Ignacio de Asso, apoyándose en noticias dadas a conocer por Francheville en 1767, no duda de que el vaccinium de los antiguos es el arándano. Pone sendas citas de Virgilio, Plinio y Vitruvio, y la de este último autor alude precisamente a la misma mexcla de Francheville: “Eadem purpuram faciunt elegantem”.
BILBIOGRAFÍA: “PLANTAS MEDICINALES, EL DIOSCÓRIDES RENOVADO” DE PIO FONT QUER