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El reloj de arena

Un reloj de arena es un instrumento mecánico que sirve para medir un determinado periodo de tiempo condicionado a la cantidad de arena contenida en su interior, que por lo tanto nos limitará la cantidad de tiempo total a medir. Consta de dos receptáculos generalmente de vidrio conectados entre sí permitiendo un flujo regulado de material, normalmente arena fina, desde el receptáculo superior al inferior, hasta su completo trasvase. El funcionamiento solo requiere de la energía potencial de la gravedad. 

Debe tenerse en cuenta para su uso que la duración específica de tiempo que mide un reloj de arena está determinada por factores que incluyen la cantidad y la aspereza del material particulado, el tamaño del bulbo y el ancho del cuello.

HISTORIA Y ORIGEN DEL RELOJ DE ARENA

Desde el principio de los tiempos, la humanidad ha tenido la necesidad de medir el tiempo. Las primeras civilizaciones agrícolas mesopótamicas crearon ciertos proto-calendarios cuya finalidad era fijar los períodos de siembra y cosecha. Sin embargo, pronto se hizo patente la necesidad de tener instrumentos más precisos. Dicho esto, el origen del reloj de arena no está claro aunque si se tiene certeza de que su predecesor, la clepsidra , o reloj de agua , existió en Babilonia y Egipto ya en el siglo XVI a. C.

En cuanto al origen de los relojes de arena hay cierta incertidumbre pero según cuenta una historia, en el siglo VIII un monje francés llamado Liutprando posiblemente introdujo el primer reloj de arena en Europa sin embargo la primera evidencia del reloj de arena está en el fresco Alegoría del buen gobierno, de Ambrogio Lorenzetti, que data del año 1328 d.C.

Alegoría del buen gobierno, de Ambrogio Lorenzetti

Las primeras evidencias de las que se tienen constancia se originan en la Europa medieval, esto se basa en los registros escritos encontrados en los cuadernos de bitácora de los barcos, en los que ya se mencionaban los relojes de arena. Así una de las pruebas de su existencia, fue un recibo de venta de un reloj de arena, de Thomas Stetesham, secretario de la nave inglesa “La George” en el año 1345 ya que los relojes de arena eran muy populares en los buques, siendo la medición más fiable de tiempo en el mar, pues los marinos encontraban que el reloj de arena era de gran utilidad ayudándoles a determinar la longitud, la distancia al este o al oeste a partir de cierto punto, con una precisión razonable.

A diferencia de la clepsidra, el movimiento de la nave durante la navegación no afectaba al reloj de arena; además el hecho de que el reloj de arena utilizaba materiales granulares en lugar de líquidos condujo a mediciones más precisas, pues la clepsidra era propensa a presentar condensación en su interior con las oscilaciones de temperatura. Ya incluso los egipcios observaron que el líquido se evaporaba ante el cambio de clima alrededor del año 1500 a.C. 

Su rápida popularidad y difusión se debió a que los relojes de arena eran esencialmente de bajo costo, dado que no requieren de alguna tecnología sofisticada para su fabricación y sus contenidos no eran difíciles de conseguir.

¿Quieres seguir conociendo la historia de este objeto? Te la contaremos en nuestras siguientes entradas, así que… ¡atentos!

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